miércoles, 12 de junio de 2013

ARTICULO(RENÉ ZUBIETA )


Hoy en el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, las más recientes cifras respecto al Perú dan cuenta de que de un total de 7,1 millones de niños, niñas y adolescentes de 6 a 17 años, el 23,4% se encuentra trabajando (uno de cada cuatro). De ellos, aproximadamente 832 mil (18,4%) tienen entre 6 a 13 años; es decir se encuentran por debajo de la edad mínima legal de admisión al empleo en nuestro país. ¿Las consecuencias? Ciudadanos que se mantienen y se mantendrán en el círculo vicioso de la pobreza, perdiendo oportunidades de un mejor futuro para sí mismos y para sus familias.
Sin embargo, desde setiembre del año pasado, el Perú cuenta ya con una estrategia nacional para prevenir y erradicar esta problemática hacia el 2021. El secretario técnico del Comité Directivo Nacional para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil, Sergio Quiñones, reconoció que si bien hay una ligera tendencia decreciente, aún se mantiene la alta incidencia de niños y adolescentes trabajando.
Refiriéndose a datos de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) del 2011 –en los que se basa la estrategia-, resaltó que la problemática se enfatiza en el área rural (58,7%), principalmente en el rango de edad entre 6 a 13 años.
Y aunque el crecimiento económico y las políticas sociales influyen en la búsqueda de reducir las tasas de niños trabajadores, la pobreza sigue siendo uno de los principales factores para que exista el trabajo infantil. Sin embargo, yendo más allá de los números y temas macro, un factor que se mantiene es la tolerancia y percepción social del fenómeno, que hace que este sea visto como normal.
Consultados por elcomercio.pe, Quiñones y especialistas en el tema coincidieron justamente en que el trabajo que se realiza para prevenir y erradicar el problema debe continuar incidiendo también en el necesario cambio de las percepciones y tradiciones culturales que hacen que ya no nos sorprendamos al ver a niños trabajando en zonas urbanas o que sea una costumbre que ellos adopten las actividades de sus padres en el campo.

CONTRA ESA ‘NORMALIDAD’

Para Guillermo Dema Rey, especialista regional en Trabajo Infantil y Empleo Juvenil de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la problemática es también un tema de conciencia en donde todos tenemos una responsabilidad. Sin embargo, consideró que –principalmente en las ciudades- “se ha avanzado bastante” en ver las escenas de niños trabajando en las calles como una anormalidad y como algo que no se debe permitir.
“Recuerdo la campaña de (Alejandro) Toledo en el año 2000, uno de los spots, él estaba sentado en la Plaza de Armas con un niño lustrabotas […] Ahora sería impensable que pueda salir un candidato presidencial con un niño limpiándole. La gente se escandalizaría, en aquel momento nadie se escandalizó”, comentó.
Quien también se refirió al tema fue Pilar Núñez Ulba, jefa de Fortalecimiento y Movilización de Proniño, una iniciativa social de la Fundación Telefónica que interviene en el entorno familiar, educativo y social del menor para retirarlo progresivamente de trabajo manteniéndolo en el colegio. Ella sostuvo que el cambio será un proceso más largo y apuntó a la problemática del sector rural, en donde se busca que los padres reflexionen sobre las condiciones en las que sus hijos trabajan y los peligros que corren.
“Para la situación del campo es bastante más difícil, porque allí hay conceptos arraigados muy de tradición. El Estado puede intentar ingresar a través de la sensibilización de lo que es el trabajo peligroso […] Hay un conocimiento arraigado, en zonas sobre todo rurales, de que el trabajo puede ser formativo para el niño”, comentó.

TRABAJO DOMÉSTICO

Los datos de la Enaho refieren que los principales tipos de actividades desarrollados por menores de 6 a 17 años tienen que ver con su desempeño en negocios familiares, labores domésticas, elaboración de productos para la venta, trabajo en chacras o pastoreo de animales, venta de productos, prestación de servicios (lavado de carros, lustrabotas, etc.), entre otros.
Elena Pila Laviste, gerente de Programas Sociales para la Infancia y la Juventud de la Fundación Telefónica, indicó que Proniño trabaja con una base de datos de 45 mil niños trabajadores en Perú, 24 mil de los cuales están en zonas rurales. Refirió que el 60% de ellos laboran en el campo y, respecto a la minería informal, detalló que se calcula una incidencia del 5%.
La especialista sostuvo que el trabajo infantil “está descendiendo pero a un ritmo más lento” en el país, pero se refirió a un escenario en zonas periféricas de grandes ciudades, en donde las mujeres madres de familia se incorporan al trabajo. “Lo que está habiendo es un ligero incremento en el trabajo infantil doméstico, porque al salir las mamás a trabajar, contratan a chicas de 13 a 16 años para que hagan las labores domésticas en la casa o sus propias hijas”, dijo agregando que esa tipología es la más difícil de detectar.
Justamente, el informe que la OIT ha difundido en las últimas horas se refiere al trabajo doméstico, estimando que 15,5 millones de menores de 18 años se dedican a nivel global a esa actividad en hogares de terceros o empleadores. “El 72% de todos los niños trabajadores domésticos son mujeres”, precisó Dema.


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